Entre los motivos que desaniman a los estudiantes de pre y post grado para desarrollar su trabajo de titulación, es la idea de que va a ser únicamente un documento más que queda archivado en la universidad y que no va a servir para nada más.
El mismo miedo me invadió a mi y entonces pensé en que de mi dependía darle un giro en la aplicación.
Comprendí entonces que el papel del tutor no se limita a plantear posibles temas y orientar en la selección de metodologías, bibliografía y técnicas.
El mayor aporte consiste en facilitar un proceso que lleve al "dirigido" a que se sienta realizado con los resultados conseguidos, más allá de la obtención de un título. Y ese proceso parte del descubrimiento del estudiante de sus objetivos de vida y de cómo quisiera realizarse como persona y llega hasta el momento en que siente que cada hora desvelada, cada frase corregida valió toda la pena del mundo porque ahora es otra persona: más capaz, más analítica y más fuerte.
Y es que "la tesis" no es un fin, es un medio.
Es un paso más en el desarrollo, un paso duro, sí, pero hará un nuevo ser humano.
No todos pueden afrontar un reto de esa magnitud, pero quienes lo hacen saben que están listos para nuevos retos, no importa su tamaño, no importa su complejidad.
De mi parte trato de animar a quienes quieren escucharme en dar ese paso, y si quieres tomar una taza de café y sentarte a conversar sobre ello, estaré gustoso de hacerlo.
