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Durante las siguientes cuatro semanas el hacendado no apareció por su propiedad, se sentía confiado y además, tenía muchísimas cosas que hacer; se ilusionaba sin embargo, pensando en sus campos, en la belleza que tendrían y en los resultados que de ellos conseguiría.

A inicios de la 5ta semana decidió llamar al agricultor

- Debemos conversar – le dijo – hay algo que necesito consultar contigo.

Muy rápidamente acordaron una cita para finales de semana y cerraron.

El día pactado el hacendado llegó muy temprano y el agricultor estaba ya ahí.

La propiedad no había cambiado mucho pero, a cambio, el agricultor llevaba consigo un esquema perfectamente detallado de cómo quedaría la hacienda y los pasos para conseguirlo, con tiempos, recursos y requerimientos.

- Fantástico – dijo – no me hubiese imaginado algo así como lo propones, pero me encanta la idea: ¡adelante!

- Gracias – respondió el agricultor – pero insisto en que veas a detalle las acciones, los tiempos y los costos, además, es importante que estés consciente que hay muchas cosas que deben ser hechas primero si queremos alcanzar ese sueño que acabo de presentarte. - Y requiero, por favor, tu firma de aceptación en el plan, mira, es importante porque …

- No es necesario – le interrumpió nuevamente - yo no conozco los detalles técnicos y probablemente perderíamos mucho tiempo mientras me los explicas. Por eso te contraté, tú eres el experto, te lo digo una vez más, tengo plena confianza en ti.

El agricultor asintió, pero esta vez meneó levemente la cabeza. Era agradables sentir esa confianza pero muy en el fondo sabía que si, por algún motivo no resultaba el plan como estaba previsto, las cosas podrían ponerse feas.

- Ok, dijo finalmente, al menos revísalo, ¿sí?

El hacendado tomó el plano, los papeles y la documentación y se despidió dejando al agricultor pensativo.

- ¡Bah! Se dijo después de un rato, al final no tiene por qué salir nada mal, he hecho esto muchas veces

Y confiado volvió al trabajo.

Esta vez la ausencia del hacendad fue mayor; 2 meses había estado de reunión en reunión, de viaje en viaje y, habiendo encontrado unas horas libres, fue a la hacienda sin previo aviso para verificar los avances que, según él, debían estar hechos.

Cuando llegó encontró al agricultor reunido con los demás trabajadores, con paciencia y detalle, les explicaba cómo y sobre todo por qué debían seguir paso a paso el plan, les enseñaba métodos, clarificaba conceptos, demostraba técnicas y exhibía resultados.

Algunos le escuchaban con atención, otros asentían por asentir pero pensaban para sus adentros que no tenía sentido todo eso (después de todo habían trabajado bien durante muchos años y sus resultados habían sido buenos). Otros y entre ellos el capataz miraban hacia otra parte o emitían comentarios por lo bajo entre ellos.

Llamándolo a parte un momento el hacendado le preguntó:

- ¿Cómo ves la situación? No todos están convencidos, al menos eso parece

- Es parte del proceso – le dijo el agricultor – unos están en negación, otros en enojo y otros en aceptación, pero, si queremos que esto funcione bien debemos trabajar con ellos; su experiencia es demasiado valiosa para desperdiciarla. Todo eso estaba en el plan ¿lo revisaste?

- Brevemente – se sinceró el hacendado – pero sí, estoy de acuerdo… ¿te importaría si recorremos los campos? Quisiera verlos

Esta vez sí habían cambios pero no los que hubiera querido ver ya

Se había removido la “maleza” (el agricultor insistía en que no era mala pero debía tratársela adecuadamente) pero estaba amontonada a la orilla de varias parcelas cuidadosamente delimitadas. En algunos lugares se notaba que habían removido la tierra y en otros se percibía una tierra de diferentes tonalidades.

En otras partes no había aún ningún cambio pero se podían ver pequeñas banderas y cintas entre ellas.

- mmm – murmuró pensativo – no es que no valore todo lo que estás haciendo, sé que es necesario realizar estos pasos pero toma en cuenta que hasta este momento todo es inversión, quisiera ya algunos resultados.

- Es importante ceñirnos al plan – le contestó el agricultor – si queremos que esto dure y progrese. Si quieres nos sentamos y repasamos el plan juntos, así podrás ver cómo y en cuánto tiempo tendremos los resultados.

- No es necesario, confío en ti pero considera por favor que el tiempo pasa y debemos tener resultados lo antes posible, tengo una reunión, debo irme, adiós, mantenme al tanto por favor… y se marchó apresuradamente.

(continúa en la siguiente página)

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