Y ahora...

¿De qué sirvió haber ganado esa pelea, esa discusión?

¿De qué sirvió haberlos puesto en su sitio, o,

haberles dicho siempre las verdades,

por muy crudas que fueran?

¿De qué sirvió demostrar que sabíamos más?

Que éramos mejores...

Si al final del día todos somos iguales


El virus está ya en tu parroquia sin duda alguna,

quizás esté ya en tu barrio,

o tal vez haya pasado frente a tu casa,

No puedes, no podemos saberlo


Quizás, solo quizás, no vuelvas a ver a alguien

que querías mucho

Quizás, solo quizás, alguien no vuelva a verte


¿Cómo saber que ese último “chao”,

ese último beso, fue tal vez, el final?

¿Cómo saber si te reencontrarás, si volverás a abrazarlos,

si habrá un café, una cerveza más?

¿cómo saber si las palabras que nunca salieron, nunca más saldrán?


Al final, dentro de varios días o tal vez meses,

un grupo se volverá a encontrar y,

¿sus ojos serán los mismos?

¿volveremos a intentar demostrar que somos mejores,

más sabios, más guapos?


O habremos aprendido la lección que nos hacía falta.


No desperdiciemos ¡nunca más! los “te quiero”, “me importas”

que salen del corazón.

Quizás ahora comprendamos que, cuándo es sincero,

esas palabras valen mucho más que cualquier regalo costoso


Porque no salieron del bolsillo

Sino del corazón


Que al final del día, es lo único que queda

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